¿Estoy en una relación de pareja?

Si tengo una pareja entonces obviamente estoy en una relación, ¿o no?

Pues  todo dependerá de cómo  cada quien define pareja  y  relación, pero, desde mi perspectiva estar con alguien y tener sexo no nos convierte en su pareja, y por tanto, no define una relación de este tipo.

Recientemente  pude escuchar  una conferencia virtual  del Dr. Diego Castrillon denominada  Fundamentos para una relación de pareja exitosa,  donde se definían once  aspectos que deberían estar presentes en una relación de este tipo.

Estos fundamentos son:  amor, confianza, ternura, amistad, proyecto de vida conjunto, respeto, sexualidad, comunicación, resolución de problemas, manejo de la familia y amigos y  equilibrio. (ver artículo de Walter Riso sobre cada uno de estos elementos en el siguiente link: http://www.elartedesabervivir.com/programas-especiales/aprendiendo-de-mi/11-cosas-que-permiten-que-mi-relacion-de-pareja-sea-exitosa)

Y analizaba cada uno de estos elementos de acuerdo a una serie de preguntas que debemos hacernos cuando creemos estar en una relación, por ejemplo: ¿amas y eres amado?, ¿estás dispuesto a seguir invirtiendo en esa relación?, ¿tu pareja es la persona en  quien más confías?, ¿mi pareja conoce mis secretos y yo conozco los suyos?,  ¿mi pareja jamás usaría la información que sabe de mi para hacerme daño y yo tampoco a ella?, ¿el trato que me dan y que doy es amable, servicial, atento?, ¿hay expresiones de cariño: besos, abrazos?, ¿compartimos los mismos valores y principios?, ¿mi pareja es mi mejor amigo/a?, ¿tenemos acuerdos, reglas de juego, compromisos claros y definidos?, ¿tenemos algo que es de los dos, no incluye a otros familiares o amigos?, ¿tenemos un plan/proyecto de vida en común?, ¿hay respeto, tolerancia en la comunicación diaria?, ¿podemos estar en desacuerdo y lo aceptamos con respeto y tolerancia?, ¿me toman y tomo en cuenta a mi pareja para las decisiones?, ¿existe una relación sexual placentera?, ¿hay intimidad en la relación sexual?,  ¿deseo y soy deseado/a?, ¿nuestra comunicación esta libre de bulas, descalificaciones o agravios independientemente de si estamos o no de acuerdo?, ¿resolvemos nuestros problemas de manera real y definitiva sin acumular resentimientos o tristezas?, ¿en las discusiones nos centramos en el problema presente y no traemos del pasado asuntos que se suponen ya superados?, ¿hay límites sanos en nuestra relación: nuestros familiares y amigos no interfieren en nuestra relación?, ¿hay asuntos de pareja que son solo de la pareja y no trascienden fuera de ella?, ¿nuestra relación es equilibrada así no sea equitativa?, ¿hay claridad respecto a quien aporta qué y cómo y se respetan esos aportes acordados?

El conferencista nos va paseando así por diferentes cuestionamientos que si bien parecen en algunos casos difíciles de alcanzar, son importante trabajarlos para gozar de una relación sana y positiva que pueda no solo perdurar en el tiempo, sino garantizar que cada uno de los miembros de la relación crezca, se exprese y disfrute de su vida tanto individual como en la convivencia de pareja.

Ahora bien, una vez que hemos revisado la relación a la luz de estos componentes podemos llegar a dos conclusiones:

  • Existe una relación de pareja, con sus dificultades y oportunidades de mejora
  • No existe una relación de pareja

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En el primero de los casos, haber determinado las dificultades y oportunidades de mejora abre un espacio para trabajar en la relación. Esto significa que los miembros de la pareja coinciden en que esos aspectos ameritan una revisión y están dispuestos a abordarlo. Por tanto la evaluación debe realizarla cada miembro de manera individual y luego contrastarla para empezar a gestionar las mejoras o resoluciones a desarrollar.

Dependiendo de la brecha existente entre lo que debería ser  y lo que es, el abordaje puede realizarse mediante una sana corrección de los asuntos por la misma pareja o requerir el apoyo de un coach – si es una relación sana que solo requiere enfoque y engranaje – o un terapeuta si el tema amerita un tratamiento específico.

Ciertamente en ningún caso es fácil realizar este análisis porque la emocionalidad, los juicios y las expectativas de cada miembro de la pareja, sobre el otro y sobre la relación es algo que está presente durante el proceso y que normalmente  tuvo su inicio durante las primeras etapas de la relación donde por lo general  evitamos esos temas, bien porque no los vemos, bien porque no queremos verlos ni atenderlos en la esperanza de que se resuelvan solos con el transcurrir del tiempo.

Cierto es que lo que se acumula termina por generar frustración y con ello viene la apatía y la agresión, así que tomarse el tiempo para revisar y reflexionar sobre la relación y lo que cada parte percibe de ella es esencial para alcanzar resultados positivos en el tiempo.

Pero, ¿qué sucede si no existe la relación?, esto es, después de hacer el  análisis llegamos a la conclusión de que sólo una de las partes está interesada en mantener la pareja o, de hecho ninguna lo está.

La respuesta obvia sería separarse, pero no siempre sucede así.

Este proceso de entender que no existe una relación puede tomar tiempo y ser demasiado doloroso para enfrentarlo, sin embargo es inevitable. Cuando uno de los involucrados deja de estar, la separación  sucede y apegarse a lo que debió ser o a lo que era solo posterga el sufrimiento para ambos.

Es tiempo de poner en una balanza cuanto de vida estas dispuesto a invertir en algo que no te genera bienestar y entender que no es algo temporal, cuando se acaba una relación  no hay vuelta atrás y esperar a que las cosas cambien,  o creer que puedes ser el único que ama y estar bien o, por el contrario que puedes vivir siendo amado sin amar, no funciona.

En cualquier caso, permanecer juntos no hace una relación y ciertamente tampoco hace personas felices ni plenas.

Trabajar en lo que te ata a una inexistente relación es algo que no solo es esencial para avanzar, sino también para salvaguardar tu autoestima, tu vida y tus valores.

Como en todo,  la decisión siempre es personal. Elegir el sufrimiento es también una opción, pero también puedes elegir tomar las riendas de tu vida y vivir sin esa persona que ya no amas o no te ama.

¿Qué necesitas para tomar esa decisión?, ¿qué más tiene que suceder para que pierdas el miedo y optes por ti?, ¿qué es lo que no puedes aceptar, a que no puedes renunciar  que te mantiene estancando/a?,    ¿qué crees tú que llena esa situación en tu vida?, ¿Qué sucederá cuando ya no tengas ese apego o necesidad de permanecer en esa situación?, ¿Cómo te sentirás sabiendo que no necesitas vivir una  relación que no es tal?, ¿Quién serás sin ese apego o necesidad?  Busca ayuda si lo requieres pero no eternices lo inevitable porque la vida, al menos en este plano, si tiene un límite.